LA CONEXIÓN CON LAS FASES LUNARES

Desde tiempos remotos se ha observado la Luna para poder regirse y emprender muchas actividades cotidianas en el mundo.

Era un satélite que fascinaba a la humanidad con sus cambios de fases y cercanía a la tierra.

Toda esta observación permitió que entendiéramos mejor los procesos de la naturaleza con sus ciclos. Todo se manifiesta a través de ciclos de nacimiento y muerte como hace la luna cada mes.

En todos los seres vivos del planeta se crea un ciclo de fluctuación. Si nos fijamos en las estaciones, todo muere y vuelve a nacer e igual nos pasa a los humanos, somos parte de este ciclo y lo experimentamos cada mes con las fases lunares.

La luna nos guía en este ciclo de fluctuación para que seamos parte del proceso de muerte y nacimiento que necesitamos experimentar aquí en este planeta para evolucionar.

Haciéndonos conscientes de estos ciclos, nos puede ayudar a comprendernos mejor a nivel emocional, mental, física y energéticamente, ya que no disponemos de la misma energía según la fase en que esté transitando la luna en cada momento.

Este es un ciclo lunar muy generalizado, enfocado en el colectivo. Naturalmente, cada individuo estará transitando también sus fases más personales, que en Astrología se conoce como retorno lunar o revolución lunar.

El Universo es el reloj cósmico y la luna al ser la que más cerca tenemos y más rápido se mueve y se transforma, nos es de gran ayuda a nivel energético.

Hagámonos conscientes de sus ciclos, cambios y transformaciones para poder llevarlos a nuestro día a día.

Algunos consejos que te pueden ayudar a aprovechar las fases lunares:

  • Luna Nueva.

Es un momento idóneo para concentrarnos en lo que nos gustaría sembrar, en aquello que anhelamos y nos gustaría conseguir.

En esta fase se crean listas de intenciones y nos preparamos para comenzar un ciclo nuevo.

La energía personal comienza poco a poco a ascender y con ello las ganas de comenzar cosas y tareas nuevas.

  • Luna Creciente.

Aquí nos tomamos un momento de reflexión sobre lo que sembramos en la fase anterior y ponemos foco y acción en lo que nos lleva a conseguir nuestros propósitos.

Es la semana con más energía hasta la luna llena. La podemos aprovechar al máximo ya que nos sentimos con suficiente fuerza física y mental.

  • Luna Llena.

Con la luna llena llegamos a la culminación. De aquí empezamos poco a poco a bajar el ritmo y a tomarnos todo con más calma.

Nos volvemos más intuitivos con necesidad de hacer cosas que nos aportan un bienestar más a nivel personal.

  • Luna Menguante.

De aquí nos vamos a la luna negra, que es unos días antes de la luna nueva, donde la energía disminuye y nos sentimos más cansados.

Es una fase de descanso, de recuperación, en la que todas las actividades de calma y desconexión son bienvenidas.

Se necesita un descanso para poder empezar con la fase de luna nueva con la energía recargada.

Es una fase de introspección en la que nos sentimos más emocionales y sensibles. Permítete estar tiempo a solas y en calma, como escuchando música, leyendo un libro, dándote un baño relajado, etc.